Ser conscientes profundamente, fundir múltiples mundos al unísono para formar una sola percepción, palabra, acto. Aparecer en la vida como dos: cuerpo y mente, espíritu y centro. Llenar el tiempo y el espacio con los líquidos plata onírico de esas dos estancias que nos hacen ser individuo y universo al mismo tiempo.

Regalemos a los animales nuestro asombro, no por lo que nos pueden dar, si no por lo que ya simplemente son. Maravillas únicas surgidas de un evento inconcebible llamado Vida.

En instantes que parecen eternos por su complejidad de pensamiento me pregunto cuánta gente estará meditando, practicando el silencio y lo sutil en el momento presente, a la par que yo misma. Me gusta pensar que juntos estamos elevando, a través de una conciencia unitaria, el mundo y el espíritu humanos.

Creo que sentir plena e intensamente es la manera correcta de vivir una corporeidad como la nuestra. Una esencia infinita atrapada en lo mundano y acotado de lo visible o tangible. Y, mientras esa sensación de temporalidad se sucede, agarrarla sin miedo a perderla, observándola como profunda inmortalidad.

Cómo cuidamos de nuestro hogar es la huella que dejamos de nuestra propia esencia. El nivel de conservación es reflejo. ¿Cómo queremos ser recordados amando este mundo?

Amanecí con esa sensación maravillosa del poder de la naturaleza cambiante, sus contrastes, su reloj interno que acompasa y pone a merced el mío propio.

El contraste entre el ruido de la ciudad y el remanso de paz de cualquier camino sin la presencia de la mano del hombre, es que no es una ausencia de ruido lo que buscamos, si no volver a los sonidos que siempre debieron permanecer entre nosotros: el fluir de un río, el aullido del lobo, el suspiro de una noche estrellada o el corte de las hojas a ras de viento… No es el ruido, es de dónde proviene que envenena o nutre el espíritu.

Qué revelador y hermoso saber que cada ser vivo tiene una historia, un rico estar, sentir y percibir que quizá no lleguemos a comprender. Compartir espacio con seres increíbles, desde los más simple y pequeños a los más grandiosos y maravillosos, cada uno con su importante papel en esta esfera azul. Por estas vidas e historias, no concibo una existencia sin respetarcada una de ellas.